Oraciones

SONETO A JESÚS CRUCIFICADO

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor; muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido;
muéveme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, de tal manera,
que aunque no hubiera cielo yo te amara,
y aunque no hubiera infierno te temiera.
No me tienes que dar por que te quiera;
porque aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

VEN, ESPÍRITU DIVINO

Ven, Espíritu divino manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre, si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos; por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

VEN, ESPÍRITU DIVINO (LATÍN)

Veni, Sancte Spíritus, et emítte coslitus lucís tuae radium.
Veni, Pater páuperum; veni, dator múnerum; veni, lumen córdium.
Consolátor óptime, dulcís hospes ánimse, dulce refrigérium.
In labore réquies, in sestu temperies, in fletu solátium.
O lux beatíssima, reple cordis íntima,
tuórum fidélium.
Sine tuo númine, nihil est in hómine, nihil est innóxium.
Lava quod est sórdidum, riga quod est áridum, sana quod est saúcium.
Flecte quod est rígidum, fove quod est frígidum, rege quod est dévium.
Da tuis fidélibus. in te confidéntibus, sacrum septenárium.
Da virtútis méritum, da salútis éxitum, da perenne gáudium.
Amen. Aleluya.

      • Oraciones de santos

ORACIÓN DE SAN AGUSTÍN

Señor Jesús, que me conozca a mi y que te conozca a Ti, Que no desee otra cosa sino a Ti. Que me odie a mí y te ame a Ti. Y que todo lo haga siempre por Ti. Que me humille y que te exalte a Ti. Que no piense nada más que en Ti. Que me mortifique, para vivir en Ti. Y que acepte todo como venido de Ti. Que renuncie a lo mío y te siga sólo a Ti. Que siempre escoja seguirte a Ti. Que huya de mí y me refugie en Ti. Y que merezca ser protegido por Ti. Que me tema a mí y tema ofenderte a Ti. Que sea contado entre los elegidos por Ti. Que desconfíe de mí y ponga toda mi confianza en Ti. Y que obedezca a otros por amor a Ti. Que a nada dé importancia sino tan sólo a Ti. Que quiera ser pobre por amor a Ti. Mírame, para que sólo te ame a Ti. Llámame, para que sólo te busque a Ti. Y concédeme la gracia de gozar para siempre de Ti. Amén.

ORACIÓN DE SAN FRANCISCO DE ASÍS

Señor, haced de mí un instrumento de vuestra paz:
que donde hay odio, ponga yo amor; que donde hay ofensa, ponga yo perdón; que donde hay error, ponga yo verdad; que donde hay desesperación, ponga yo esperanza; que donde hay tinieblas, ponga yo luz; que donde hay tristeza, ponga yo alegría.
Haced Señor que no busque tanto ser consolado, como consolar; ser comprendido, como comprender; ser amado, como amar.
Porque es cuando nos damos, que recibimos; cuando nos olvidamos, que nos encontramos; al perdonar, que obtenemos perdón; y es muriendo, que resucitamos a la vida eterna.

ORACIÓN DE SANTA TERESA DE ÁVILA

Nada te turbe: nada te espante. Todo se pasa. Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene nada le falta. Sólo Dios basta.

ORACIÓN DEL PAPA CLEMENTE XI

Creo, Señor, haz que crea con más firmeza; espero, haz que espere con más confianza; me arrepiento, haz que tenga mayor dolor. Te adoro como primer principio; te deseo como último fin; te alabo como bienhechor perpetuo; te invoco como defensor propicio. Dirígeme con tu sabiduría, átame con tu justicia, consuélame con tu clemencia, protégeme con tu poder.
Te ofrezco. Señor, mis pensamientos, para que se dirijan a ti; mis palabras, para que hablen de ti; mis obras, para que sean tuyas; mis contrariedades, para que las lleve por ti. Quiero lo que quieras, quiero porque quieres, quiero como lo quieres, quiero hasta que quieras. Señor, te pido que ilumines mi entendimiento, inflames mi voluntad, limpies mi corazón, santifiques mi alma. Que me aparte de mis pasadas iniquidades, rechace las tentaciones futuras, corrija las malas inclinaciones, practique las virtudes necesarias.
Concédeme, Dios de bondad, amor a ti, odio a mí, aprecio por el prójimo y desprecio a lo mundano. Que sepa obedecer a los superiores, ayudar a los inferiores, aconsejar a los amigos y perdonar a los enemigos. Que venza la sensualidad con la mortificación, la avaricia con la generosidad, la ira con la bondad, la tibieza con la piedad.
Hazme prudente en los consejos, constante en los peligros, paciente en las contrariedades, humilde en la prosperidad.
Señor, hazme atento en la oración, sobrio en la comida, constante en el trabajo, firme en los propósitos. Que procure tener inocencia interior, modestia exterior, conversación ejemplar y vida ordenada. Haz que esté atento a dominar mi naturaleza, a fomentar la gracia, servir a tu Ley y a obtener la salvación.
Que aprenda de ti qué poco es lo terreno, qué grande lo divino, qué breve el tiempo, qué durable lo eterno. Concédeme preparar la muerte, temer el juicio, evitar el infierno y alcanzar el paraíso. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

ORACIONES DE LA MADRE TERESA DE CALCUTA

Líbrame, Jesús mío, del deseo de ser amada, del deseo de ser alabada, del deseo de ser honrada, del deseo de ser venerada, del deseo de ser preferida, del deseo de ser consultada, del deseo de ser aprobada, del deseo de ser popular, del temor de ser humillada, del temor de ser despreciada, del temor de sufrir rechazos, del temor de ser calumniada, del temor de ser olvidada, del temor de ser ofendida, del temor de ser ridiculizada, del temor de ser acusada.
Bien amado Señor, Gran Sanador, me arrodillo ante ti, pues todo don de perfección debe proceder de ti. Yo te rezo para que otorgues destreza a mis manos, visión clara a mi mente, generosidad y humildad a mi corazón. Dame unidad de objetivos, fuerza para aliviar una parte de la carga de sufrimiento que soportan mis semejantes, y una realización verdadera del privilegio que me corresponde. Borra de mi corazón el engaño y el espíritu mundano. Haz que con la sencilla fe de un niño pueda confiar en ti.

Guíame de la muerte a la vida, de la falsedad a la verdad. Guíame de la desesperación a la esperanza, del temor a la verdad. Guíame del odio al amor, de la guerra a la paz.
Haz que nuestros corazones se llenen de paz.
Nuestro mundo, nuestro universo.
Paz, paz, paz.

Ayúdame, Señor, a tomarme tiempo para pensar tomarme tiempo para rezar tomarme tiempo para reír tomarme tiempo para jugar tomarme tiempo para amar y ser amado tomarme tiempo para dar tomarme tiempo para leer tomarme tiempo para ser amable tomarme tiempo para trabajar.

¡TARDE TE AMÉ! (SAN AGUSTÍN)

¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva,
tarde te amé!
Tú estabas dentro de mi, yo fuera.
Por fuerza te buscaba y me lanzaba sobre el bien y la belleza creados por TÍ.
Tú estabas conmigo y yo no estaba contigo ni conmigo.
Me retenían lejos las cosas.
No te veía ni te sentía, ni te echaba de menos.
Mostraste tu resplandor y pusiste en fuga mi ceguera.
Exhalaste tu perfume, y respiré, y suspiro por TÍ.
Gusté de TÍ, y siento hambre y sed.
Me tocaste, y me abraso en tu paz.


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