Historia de la Parroquia

San Anselmo y la Araucana

«En el año 1965 se erigen canónicamente dos parroquias para atender a los fieles: la de San Anselmo y la de Nuestra Señora de la Araucana. Ambas son independientes, cada una con un párroco: Deogracias de la Cruz Payo en la primera, y Antonio Garzón Bellido en la segunda. Pero ninguna de las dos tenía un lugar fijo, ni templo, ni complejo parroquial. San Anselmo comenzó su andadura en la casa del párroco, en un edificio de vecinos, y luego pasó a un garaje; y la Araucana tenía los libros bautismales en la parroquia de Nuestra Señora de la Luz, lo cual indica que los niños se bautizaban en ese templo».

«En el año 1973, Deogracias solicitó al obispo de entonces cambiar la advocación de la parroquia de San Anselmo por la de Santa María del Espíritu Santo. Se lo conceden, y desde entonces empieza a caminar en una capilla muy pequeña situada en la plaza de Ecuador, que se sigue manteniendo».

Mientras, avanza la construcción de la Araucana. «Ni siquiera hoy en día hemos encontrado de dónde proviene esta advocaciónSabemos que es chilena, y creemos que se remonta a unos feligreses procedentes de dicho país que eran amigos del primer párroco. Nosotros hemos investigado con gente originaria de Chile, pero de momento no hemos encontrado ni los orígenes ni referencias a esta advocación. Es como si fuese única, porque tampoco hemos hallado otra imagen: la original se la regalaron al párroco en los inicios del templo. Un joven de la parroquia, que vive en Chile y lo está investigando, nos dice que los chilenos están asombrados porque haya en Madrid una parroquia dedicada a la Virgen de la Araucana: para ellos, es impensable», comenta.

A pesar de todo, remarca que «la devoción a la patrona existe. La gente la quiere. Acuden a rezarla, a pedir… Con frecuencia, te encuentras a gente mirando a la imagen», de la que en la actualidad hay dos tallas. «La original llegó en los años 70. Es pequeña, y representa a la Virgen con el niño en sus brazos, recogido en un rebozo sujetado a la espalda a la manera de las mujeres del Arauco. Está colocada en la entrada de la zona de los despachos parroquiales. La réplica, que es posterior, es policromada, y se venera en la capilla del Santísimo».

Fusión de dos parroquias

«La parroquia de Nuestra Señora de la Araucana se iba levantando en la plaza de Ecuador – explica -, mientras se buscaba un terreno y dinero para financiar la del Espíritu Santo. En esa época aún eran dos parroquias independientes. En el año 72 ya estaba casi terminado el complejo parroquial, y en 1974 se celebra la construcción de la parroquia y la dedicación del templo».

«El arquitecto – apunta -, Luis Moya, era un hombre muy reputado. En la parroquia se conserva una placa en homenaje a él, con la fecha de construcción: 1974. Pero hizo un templo muy peculiar, porque es muy alto, con unos arcos enormes, que van de lado a lado. Y esto debió de ser algo muy innovador en la época. Cuentan que era tan espectacular que había gente que dudaba de que los arcos fueran capaces de sostener el edificio. Y cuando se quitaron los andamios, el arquitecto se colocó debajo de los arcos, como demostrando que no se iban a caer. Y gracias a Dios que se sostuvieron».

«En el año 1981 – continúa – se consigue un terreno para construir la parroquia de Santa María del Espíritu Santo, pero se ve que quizá la construcción no era muy necesaria, porque iba a estar un templo muy cerca del otro. Así que se opta por fusionar las dos parroquias. Algo que se hace efectivo el 10 de febrero de 1981. Pero como las dos tenían advocaciones de la Virgen, no encajaban bien, así que hay que buscar otro nombre, y se opta por parroquia del Espíritu Santo y Nuestra Señora de la Araucana, con un templo principal, el de la Araucana, y una capilla, la del Espíritu Santo, con un único párroco: Deogracias de la Cruz».

Confiesa que, «cuando se refieren a ella, todos hablan de la Araucana. Siempre. Y es que está vinculada del todo a la imagen de la Virgen. Mucha gente ni siquiera sabe que también está dedicada al Espíritu Santo». Y eso que «la fiesta patronal se celebra en Pentecostés, porque prima la advocación al Espíritu Santo. De hecho, no hay una fecha para conmemorar la advocación de la Virgen».

Frutos grandes y bonitos

La parroquia «comenzó con gente muy piadosa, católica… En aquella época, era lo normal, pero especialmente aquí se vivía así». Y por ella han pasado tres párrocos: «el primero fue Deogracias de la Cruz, que se jubiló en 2003. Después llegó José Miguel Granados, que supo mantener ese trabajo anterior, con una comunidad viva, llena de fe y de esperanza. Estuvo hasta 2019, fecha en la que llega D. Ignacio Loriga.


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